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Cuando una persona empieza un nuevo trabajo en el mundo empresarial, a menudo le ponen un portátil en las manos, le dan un rápido "buena suerte", y después de eso, se espera que simplemente empiece a hacer su trabajo. En Trengo decidimos hacer las cosas de otra manera.
Como "People Business Partner" en Trengo, mi responsabilidad es encargarme de la incorporación de nuevos empleados desde su primer día en adelante. Me encargo de incorporar a grupos de hasta doce personas cada mes, con empleados procedentes de más de 32 nacionalidades diferentes. Dado esto, he tenido la oportunidad de escuchar una variedad de idiomas y aprender sobre diferentes culturas, lo cual ha ampliado mi perspectiva del talento.
Además de trabajar con personas, también me dedico al deporte. Soy jugadora y entrenadora de hockey sobre grass y mi formación académica es en psicología del deporte y del rendimiento. Llevo más de 10 años entrenando a selecciones tanto a nivel profesional como amateur. He pasado por promociones, he jugado campeonatos y he ayudado a jugadores a llegar a la selección juvenil holandesa.
En este artículo, explicaré cómo utilizo mi experiencia como atleta y entrenador para mejorar la incorporación de los empleados en Trengo (¡gracias a mi jefa Laura por animarme!).
¿Qué es la incorporación de un empleado y por qué es importante?
La incorporación de un empleado es el proceso por el que se presenta a la empresa a un empleado recién contratado. Durante la incorporación, se guía a los nuevos empleados para que comprendan sus funciones y se les prepara para sus tareas y requisitos laborales. Les ayuda a integrarse con el resto de la empresa. Lo ideal es que los empleados se sientan más seguros y competentes una vez finalizado el proceso de incorporación. En algunas empresas, la incorporación dura meses; en otras, casi no hay incorporación.
Las investigaciones demuestran que existe una relación positiva entre la incorporación, la retención de empleados, los niveles de compromiso y la rapidez con la que alguien se pone al día. Por si fuera poco, también garantiza un retorno de la inversión más rápido.
Pero no te lo creas. He aquí algunas reacciones reales que hemos recibido en el pasado:
- "Nunca he tenido un onboarding en el que se haga tanto hincapié en la acogida de los empleados".
- "Os agradezco que organices un taller de Diversidad, Equidad e Inclusión, demuestra que os importa de verdad". (un saludo a mi colega Josy)
- Y para mí el comentario chocante: "Es la primera vez que no me ponen un portátil en las manos con las palabras "buena suerte". Y ya está".
En qué (no) se parecen el deporte y la empresa
El mundo de los negocios y el del deporte parecen ser dos conceptos lejanos. Sin embargo, tardé un tiempo en darme cuenta de lo que pueden aprender el uno del otro.
Los deportistas a veces entrenan hasta 5 veces por semana antes de que se espere de ellos que actúen en competición. Se preparan para todas las situaciones posibles, fijan objetivos, evalúan, afrontan contratiempos, reciben comentarios constantes, abandonan, trabajan en equipo y a menudo tienen que rendir bajo presión.
Cuando un jugador extranjero llega a un equipo, no se hace titular de inmediato. Y si lo hacen, no es realista esperar que alcancen enseguida su máximo nivel.
Pero en el mundo empresarial, a menudo es así. Cómo es posible que en el deporte preparemos constantemente a todo el mundo antes de que tenga que rendir, y en la empresa queramos que los empleados empiecen a rendir enseguida?
¿No deberíamos invertir más tiempo en incorporación, educación y formación si queremos llevar a nuestros empleados al siguiente nivel?
Cómo incorporamos nuevos empleados a Trengo
Ofrece un rendimiento extraordinario requiere una preparación extraordinaria. Al principio de cada temporada de hockey, hago un fin de semana de entrenamiento con mi equipo. Y hay una regla: nada de hockey sobre grass. Nos centramos en conocernos, llegar a acuerdos y establecer expectativas y objetivos para la temporada, tanto a nivel de equipo como individual. Sobre todo, dedicamos mucho tiempo a la formación del equipo. Esto sienta las bases de cómo entrenaremos el resto de la temporada y de nuestro rendimiento.
En Trengo lo hacemos de forma similar. El primer día, apenas se toca el portátil. Nos centramos en que todo el mundo se sienta bienvenido, se conozca y establezca sus expectativas. Todo el mundo (¡sí, de verdad!) sigue la misma formación durante la primera semana, independientemente de la experiencia que tengas. A partir de ese momento, se imparte una formación específica para cada equipo.
Nuestros tres pilares son:
- Conocer al equipo
- Conocer el producto que ofrecemos
- Tener expectativas de las primeras semanas y meses en su puesto
Cuatro técnicas que las empresas pueden aprender de los deportistas
He aquí cuatro cosas que las empresas pueden aprender del mundo del deporte.
1. Ponte en el lugar del empleado
Durante esta temporada de hockey, mi equipo acogió a un nuevo jugador. Estaba acostumbrado a ser siempre el mejor, a tener un papel protagonista, y ahora, de repente, se encontró con que tenía dificultades con el nivel. No siempre entendía nuestras tácticas y tenía que trabajar mucho su forma física. Y lo que mucha gente no ve: también pasó de montar en bicicleta 10 minutos y vivir con sus padres, a levantarse temprano, ir a la universidad y viajar en tren una hora para llegar al entrenamiento.
Como entrenador, tu trabajo es asegurarte de que este jugador sea guiado lo mejor posible para que encaje en el grupo y en el nivel. Esto lleva tiempo, pero garantiza que alguien acabe rindiendo bien y se sienta como en casa mucho más rápido.
También lo hemos visto en Trengo. Algunos empleados emigran para trabajar aquí. Bajan literalmente del avión el domingo y empiezan su nuevo trabajo el lunes. Me di cuenta de que, además de emocionados, estaban cansados y agobiados. En lugar de algunos talleres sobre productos, hemos estado trabajando en consejos sobre transporte, vivienda y la conocida aplicación "Buienalarm" en los Países Bajos. Me di cuenta de que se habían quitado un peso de encima cuando se dieron cuenta de que también podían hacer este tipo de preguntas.
Lo más destacado para mí fue que dos miembros de mi equipo querían enseñar Utrecht a unos compañeros de trabajo. El resultado fue un grupo de 20 personas haciendo un tour por Utrecht. Nadie les pidió que lo hicieran. No está en la descripción de su trabajo. Si eso no es compromiso de los empleados... (¡un saludo a Danique y Onno!)
2. Hacer cumplidos
Esta parece obvia, pero es muy poderosa.
Como deportista, en cada entrenamiento te obligan a centrarte en lo que tienes que mejorar. Esto es necesario por un lado, pero a veces te olvidas de lo que eso puede hacerle a alguien. En algún momento noté que algunos jugadores jugaban mucho menos bien de lo habitual. Habíamos perdido unos cuantos partidos y seguíamos centrándonos en los aspectos a mejorar, hasta que un jugador se abalanzó sobre nosotros y nos dijo: "¿Hay algo que estemos haciendo bien?".
Y tenía razón. Al día siguiente, sólo entrenamos las cosas que se nos daban bien. Acordamos que tanto los jugadores como los entrenadores sólo podían nombrar las cosas que habían ido bien durante ese entrenamiento. Nunca había visto tantas caras sonrientes tan rápido. Se notaba que el ambiente había cambiado y que habíamos recuperado el ritmo. Ahora alternamos mucho más a menudo comentarios positivos y constructivos. Es mucho más equilibrado.
En el trabajo también se dan por sentadas muchas cosas buenas. Simplemente nos olvidamos de nombrarlas. Algunos compañeros simplemente te hacen feliz. Hacen un esfuerzo adicional, quieren ayudar a la empresa a llegar más lejos o siempre están ahí para ti. ¿Cuántas veces le pides a la gente que haga esto? Porque, para ser sincero, yo no lo hacía tan a menudo porque pensaba que ya lo sabían. Cuando empecé a notar el efecto de los cumplidos, decidí hacerlo más a menudo.
Hace poco, durante una formación de feedback, dedicamos 2 minutos a una cita rápida en la que los compañeros simplemente se permitían piropearse mutuamente Alguien llegó a decir: ' He sentido esto en el estómago, tengo una sonrisa tan grande. Deberíamos hacerlo más a menudo".
Repito: ¡2 minutos! Para los interesados, busquen en Google qué son las "emociones contagiosas " y cómo afectan al rendimiento. En resumen: funciona de maravilla.
3. Dejar que la gente hable
A menudo, los jugadores esperan que el entrenador tenga todas las respuestas. ¿Qué táctica vamos a emplear y cuáles son los focos de atención? Sin embargo, una vez que los jugadores están en el campo, tienen que hacerlo ellos mismos. Si la situación durante un partido cambia de repente, esperas que los jugadores puedan resolverlo por sí mismos. Porque no siempre hay tiempo y espacio para intervenir como entrenador en un momento tan importante. Entonces dependes de la autonomía de tus jugadores. ¿Hasta qué punto pueden y se atreven a tomar sus propias decisiones en un momento así?
En un partido llovía tanto que era difícil pasar el balón. Mi consejo fue simplemente jugar más fuerte para que el balón no se viera frenado por el agua del campo. Por desgracia, no funcionó.
Me di cuenta de que no debía olvidar cuántos años de conocimiento hay a menudo en una habitación. Con diez jóvenes de 20 años ya tienes 200(!) años de conocimientos. En lugar de buscar yo mismo una solución, les pregunté en el descanso qué querían hacer. Se les ocurrió jugar el balón por el aire. Resultó que esto iba mucho más rápido y el rival no sabía cómo enfrentarse a ello. De este modo, no sólo enseñas a la gente a buscar soluciones por sí misma, sino que a menudo se les ocurren ideas más creativas.
Durante la formación que imparto en Trengo tampoco siempre sé las respuestas a algunas preguntas. He decidido dedicar más tiempo a dejar que la gente encuentre la respuesta por sí misma, discuta, intercambie experiencias y simplemente hable. Esto suele ser mucho más útil que la propia formación.
4. Céntrate en el proceso, no en el resultado (y los grandes resultados vendrán después)
Consideramos a estar tan preocupados por el resultado final que nos olvidamos del camino para llegar a él. El camino hacia un determinado resultado u objetivo tiene una gran influencia en el rendimiento final. Se ha investigado mucho sobre el deporte, así como sobre el mundo empresarial y el rendimiento.
Si sólo te fijas objetivos de resultado, como ganar el partido, puede ser muy desmotivador si vas perdiendo 2-0 o si acabas perdiendo. Da la sensación de que has trabajado duro para nada y no te has desarrollado. O al revés, si vas ganando 2-0, ¿por qué esforzarte más para marcar más goles?
De hecho, es importante establecer objetivos de proceso. Un ejemplo es mantener el ritmo reteniendo el balón sólo durante 3 segundos. Tanto si vas 1-0 por detrás como si vas por delante, los jugadores seguirán manteniendo un ritmo alto que, en última instancia, puede contribuir al objetivo de resultado: ganar. Esto mantiene la motivación alta y puedes experimentar que has logrado tu objetivo independientemente del resultado.
Para hacer la traslación a la incorporación, no solo me centro en asegurarme de que pueden desempeñar su función lo mejor posible. También hago hincapié en lo que se necesita para ello. Por ejemplo, siguiendo cursos de formación sobre comunicación y retroalimentación, talleres sobre productos y creación de equipos. También les reto a buscar lo que creen que necesitan para realizar sus tareas de la mejor manera posible. Esto les anima a responsabilizarse de su propio desarrollo.
¿Y ahora qué? Un mensaje para llevar a casa
Quienes lean esto y piensen "gracias, capitán obvio", me gustaría repetir que muchas personas no se sienten preparadas para su papel o su futuro. Sin embargo, si se tienen la incorporación adecuada, se alcanza un mejor rendimiento.
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